Categoría: Lecturas variadas
Lluvias de Abril
Despuntaba el alba del naciente día, con las primeras tenues luces del sol que, aún soñoliento, comenzaba a asomar su redondo perfil por el horizonte cubano. La mañana se mostraba pálida; las nubes que corrían empujadas por el viento, cargaban en su espumoso cuerpo el agua de un torrente aguacero que prometía bañar toda la Villa. Soplaba el viento en La Habana… y desde mi cuarto, se escuchaban los cocoteros agitándose por el aire que mecía los árboles y las flores en un son que parecía gemir: nunca antes me había detenido a escucharlos como en ese momento. Volví a cerrar mis ojos, arropándome entre las sábanas blancas que traspiraban ese olor sabroso de las ropas secadas a la intemperie preñadas del Caribe: ¡playa y sol, luna y guayaba, mango y jazmines! Y estreché mi almohada escondiendo mi rostro en aquel reposo inseparable de mis sueños infantiles, de aquel refugio fiel de las inquietudes adolescentes que pronto espigaban en una mujer. Quería prolongar mi sueño, pero algunas gotas de llovizna comenzaban a golpear el cristal de la claraboya por donde penetraba la quieta claridad de la mañana, y desde donde alguna noche, ví un aerolito pasar. Me quedé boca arriba, perezosa, mirando el alto techo, mientras escuchaba algunas voces que casi en un susurro provenían de la cocina, acompañadas por el trasteo de los utensilios y el aroma del café y la leche hervida. En ese entorno, escuché el sollozo quedo de mi madre, mientras mi abuela con la dulzura que la caracterizaba, la consolaba y le daba sus mejores consejos; claramente oí la voz grave de mi abuelo cuando dijo en un tono casi ahogado:
—Ya estamos muy viejos y enfermos hija, ¿qué vamos a hacer allá? Seríamos una carga para ustedes que comienzan una nueva vida que no será fácil con cuatro niñas. No, hija,… a tu madre y a mí nos entierran aquí, en Cuba. Ya lo hemos dado todo, hasta donde las fuerzas nos lo han permitido. Ahora les entregamos el mayor sacrificio de amor que Dios nos ha puesto como prueba: esta separación necesaria, pero sólo física, porque siempre estaremos cerca en pensamiento y espíritu; sigan ustedes con la obra de proveer para la familia en este otro camino que les ha deparado el destino.
Se me hizo un nudo en la garganta a punto de llorar, y entonces comprendí que se acercaba la hora de la partida que tanto habíamos deseado, que en unas pocas horas, aquella decisión de abandonar el país, dejaría de ser el tema cotidiano que produce la espera para convertirse en una dura realidad, que dejaríamos atrás las malas experiencias y también lo que hasta ese momento era todo nuestro universo: el hogar, la familia, los amigos, la patria, lo allá vivido, lo allá aprendido, lo querido, nuestra esencia.
Me incorporé de la cama y sentándome al borde, comencé a rodear con mis ojos cada cosa que atesoraba instantes de mi vida, como cuando un ciego recobra la visión y vuelve a ver todo de nuevo, o como el condenado a muerte que intenta retener el último suspiro y recién comienza a apreciar la vida de los años idos. ¿Qué mal tan grave habíamos cometido para recibir tamaña penitencia de abandonarlo todo? ¿Por qué Cuba? ¿Por qué nadie se revelaba contra el sistema opresor que nos estaba destruyendo, y preferíamos irnos con la cabeza gacha? Me invadía la frustración de lo que apenas podía entender debido a la inexperiencia de mis cortos años, y lloré, lloré profundamente, con un sentimiento imperecedero, como si una fuerza punzante socavara mi naturaleza, mi identidad. Una sensación de vacío me dejaba sin respuesta frente a un atolladero de preguntas, con la única salida de un camino que aunque ambiguo, me bendecía al alejarme de un régimen que violaba mis derechos, pero todavía así, con todas las penurias vividas en ese infierno, me entristecía profundamente la partida.
Han pasado muchos años desde entonces… y dicen los que han aprendido mucho de la vida, que del recuerdo no se puede vivir. Pero, ¿cómo se arrancan esas memorias del sentimiento cuando estas viven intrínsecas en tu ser? Yo no vivo de los recuerdos, ellos persisten en vivir en mi existencia colgándose de mi techo y mis paredes a donde quiera que voy, en todo lo que hago y todo lo que soy, surgen con todo su esplendor, colores y sabores, perfumándome con su nostalgia a su llegada, como las que hoy me acompañan en estas lluvias de abril para ser testigos de una época de desesperanza, de angustia y desprendimiento, asimismo, un ejemplo de amor incondicional, de perseverancia y fidelidad hacia el terruño que a pesar de la prolongada lejanía, ya añejada por el tiempo, amén de las espléndidas memorias seguimos amando.
Cada exiliado cubano, no importa la fecha en que partió, es el recuerdo viviente de un adiós que, junto a un incertísimo «hasta pronto» dejó con un beso en la tierra idolatrada, abandonando cosas del alma que en la mayoría de los casos, la ley del tiempo no pudo preservar.
Las lluvias de abril, una vez más, me traen con sus cuaresmales vientos de primavera, el recuerdo del último abrazo que les di a mis entrañables abuelos, y las entrecortadas palabras que me expresaron con profunda tristeza:
—¡Abrázanos fuerte, mi nieta, porque quizá esta sea la última vez que nos veamos!
Memorizo ese instante que me entrega el recuerdo y como antaño, vuelvo a sentir el temblor de sus brazos amorosos cuando me estrechaban contra su pecho, evoco aquellos postreros besos llenos de ternura y el roce de sus mejillas mojadas por las lágrimas que se mezclaban con las mías. Surgen las caras de familiares y amigos en el intento frustrado de disimular la pesadumbre abismal de sus pupilas, que también formaron parte de mi equipaje.
Ya en el avión, mientras me alejaba de mi suelo, recuerdo la mirada que desde la pequeña ventanilla posé por sobre el mapa cubano, y al ver a mi patria desde el cielo como jamás la había contemplado antes, una emoción inefable que estremeció todo mi ser, me invadió como un presagio que sólo logré entender después de cada año vivido en el exilio. Y es que la tierra que nos vio nacer no es culpable de la maldad de sus malos hijos, ella también sufre silenciosa en su desventura, crucificada en su dolor, solamente hay que escuchar sus quejas a través de sus ruinas llenas de angustia.
Cuba se me iba perdiendo en el espacio, y mis pensamientos se atropellaban en la interrogante del regreso, ¿Cuándo…?
Sólo escuché la lluvia de abril que caía copiosa y triste sobre mi Isla y yo, empañando mis ojos y aquella ventanilla por donde la patria se me perdía en un punto verde, por el espacio nublado de mis lágrimas y la distancia.
Dinorah C Rivas.
Arthur Ashe
Cuando Arthur Ashe, el legendario jugador estadounidense de tenis, estaba muriendo de SIDA del que se contagió por medio de sangre infectada administrada durante una cirugía del corazón en 1983, recibió cartas de sus fans, uno de los cuales preguntó:
» ¿Por qué Dios tuvo que elegirte para una enfermad tan horrible?”
Arthur Ashe contestó:
Hace muchos años unos 50 Millones de niños comenzaron a jugar al tenis, y uno de ellos era yo.
-5 Millones aprendieron realmente a jugar al tenis,
-500 000 Aprendieron Tenis Profesional,
-50 Mil llegaron al circuito,
-5Mil alcanzaron Grand Slam,
-50 Llegaron a Wimbledon,
-4 Llegaron a la semifinal,
-2 Llegaron a la final y nuevamente uno de ellos fui yo.
Cuando estaba celebrando la victoria con la copa en la mano, nunca se me ocurrió preguntarle a Dios
» ¿Por qué a mi? «.
Así que ahora que estoy con dolor ¿Cómo puedo preguntarle a Dios: “Por qué a mi”? .
¡¡La felicidad te mantiene Dulce!!
¡¡Los juicios te mantienen fuerte!!
¡¡Los dolores te mantiene Humano!!
¡¡El fracaso te mantiene humilde!!
¡¡El éxito te mantiene brillante!!
Pero sólo, la fe te mantiene en marcha.
A veces no estas satisfecho con tu vida, mientras que muchas personas de este mundo sueñan con poder tener tu vida.
Un niño en una granja ve un avión que le sobrevuela y sueña con volar.
Pero, el piloto de ese avión, sobrevuela la granja y sueña con volver a casa.
¡¡Así es la vida!! Disfruta la tuya…
Si la riqueza fuera el secreto de la felicidad, los ricos deberían estar bailando por las calles.
Pero sólo los niños pobres hacen eso.
Si el poder garantizara la seguridad, las personas importantes deberían caminar sin guardaespaldas.
Pero sólo aquellos que viven humildemente, sueñan tranquilos.
Si la belleza y la fama atrajeran las relaciones ideales,
las celebridades deberían tener los mejores matrimonios y no es así.
¡Ten fe en ti mismo!
Vive humildemente. Camina humildemente y ama con el corazón…!
Una reflexión impresionante, que no habla de religiones, que nos viene bien a todos y por eso su divulgación puede ser valiosa para alguien que ahora se está haciendo la pregunta:
¿Porque yo? o
¿Porque a mí?
Hágase tu voluntad y no la mía…
Roberto Goizueta
Los Beatles
El 10 de abril de 1970, Paul McCartney anunció que los Beatles, que habían actuado juntos durante ocho años, estaban yendo por caminos separados.
La ruptura final ocurrió en Disney World los documentos oficiales de disolución fueron redactados y listos para ser firmados en el Plaza Hotel en Nueva York. George y Paul habían dispuesto a volar y estar presentes, mientras Ringo firmó los documentos necesarios en un momento anterior, mientras que todavía en Inglaterra. Pero John Lennon nunca se presentó a la reunión, en cambio, se relajaba en Disney World en el Polynesian Village Hotel. Un abogado de Apple trajo el contrato gigantesco a la obra de Disney para que Lennon lo firme. Así, con el Reino Mágico como telón de fondo, Lennon se convirtió en el último miembro del grupo icónico en firmar los papeles de disolución que oficialmente terminó la banda de rock ‘n’ roll más grande de la historia.
Los Beatles pararon Touring en 1966 la última presentación oficial de la gira dada por los Beatles fue en San Francisco. La única excepción fue un concierto en la azotea que fue improvisado y dado en la sede de Apple (estudio de grabación) en Londres. Las razones dadas para detener sus giras musicales incluyeron agotamiento, mala calidad de sonido en sus conciertos y malestar sobre la seguridad mientras se realizan. No ayudó que los fans gritaran tan fuerte que la banda no podía oírse ni tocar ni cantar.
Lennon formó otra banda antes de que se anunciara el Breakup Lennon estaba iniciando proyectos independientes aparte de los Beatles cuando él y su esposa formaron la banda plástica de Ono en 1969. La pareja grabó por primera vez un álbum experimental juntos en 1968, y trabajaron juntos en “Revolución 9”, que apareció en el “álbum Blanco”. Lennon también actuó con Plastic Ono Band en el Toronto Rock and Roll Revival Festival, invitando a George Harrison a actuar también, pero Harrison dijo que no
Yoko Ono fue culpada por Fans por la relación de The Breakup John Lennon con el artista, Yoko Ono lo llevó a llevarla al estudio, lo que molestaba a los otros miembros de la banda. Cuando Lennon comenzó a colaborar con Ono en proyectos, los otros miembros de la banda vieron esto como una señal de descuidar a la banda. Cuando Lennon fue dicho por los miembros de la banda que no la querían en todas las reuniones de los Beatles, Lennon respondió que quería ser una de ellas, pero era obvio que no era Bienvenido.
En ese momento hubo rumores de que la esposa de John Lennon, Yoko Ono, era la causa de la ruptura de la banda.
Casi se reunieron en Saturday Night Live en un episodio de 1976 de «Saturday Night Live», la creadora Lorne Michaels ofreció a los Beatles un cheque de $3.000 000 a cambio de reunirse en su show. Poco sabía Michaels que Lennon estaba viendo la emisión en vivo en su casa en Nueva York, y le sugirió a McCartney que lo tomaran en su oferta cuando McCartney visitó Lennon una semana después. En última instancia, decidieron en contra de ella a favor de una noche libre. «Habría sido trabajo… Pero fue una buena idea», recordó McCartney en Access Hollywood. «Casi lo hicimos.»
L’Imperial, un coctel neoyorquino de cinco mil dólares
En pleno corazón de Manhattan, en Nueva York, se encuentra el lujosísimo Baccarat Hotel & Residences, cuyo bar ofrece uno de los cocteles más caros del mundo. ¿Su nombre? L’Imperial, una bebida que reta el paladar y bolsillo de cualquiera, pues su costo es de cinco mil dólares.
¿La razón de su precio? En primer lugar la copa de cristal de zar Baccarat en la que viene servido, fabricado por artesanos franceses. Su valor nada más y nada menos es de 3.600 dólares. El cliente se la puede llevar.
Este coctel, que pocos han podido disfrutar, es preparado con un Chartreuse, cuya onza está valuada en 1.150 dólares. Este licor raro y de color verde, es hecho con más de 130 hierbas aromáticas y la botella empleada data entre 1921 y 1926. En ese sentido, solo dos monjes conocen la identidad de las plantas utilizadas, cómo mezclarlas y destilarlas.
También lleva ginebra Nolet’s Reserve, cuya onza cuesta 100 dólares, y 0,75 onzas de licor de marrasquino, que se elabora con cerezas y es envejecido en barriles de roble (la porción cuesta 50 dólares). Adicional, una onza de jugo de limón.

Como si fuese poco, está adornado con caviar Beluga, que cada porción cuesta otros 75 dólares, una pizca de azafrán y una cereza amarena cubierta de oro comestible por un valor de 25 dólares.
L’Imperial se inspira en el icónico Last World, coctel firmado en la década de los veinte por Frank Fogart. Al respecto, Antoine Hodge, director del bar en Baccarat agrega: “Es una versión brillante, pero rica y compleja del original, con muchas más capas de ingredientes botánicos, aromáticos y un toque de especias. Es dulce y cítrico, con un sutil toque de vainilla y canela”.
Charlie Chaplin
Charles Spencer Chaplin nació en Londres, Inglaterra, el 16 de abril de 1889. Su padre fue un polifacético vocalista y actor; y su madre, conocida bajo el nombre artístico de Lily Harley, fue una atractiva actriz y cantante, que ganó reputación por su trabajo en el campo de la ópera ligera.
Charlie se vio obligado a depender de sus propios recursos antes de cumplir los diez años, ya que la muerte prematura de su padre y la subsiguiente enfermedad de su madre hicieron que Charlie y su hermano, Sydney, tuvieran que valerse por sí mismos.
“El genio musical de Chaplin es el de la revuelta organizada contra las convenciones, combinado con un perfecto sentido de lo real”. -Ray Rasch
Charles Chaplin recordó que en su infancia su madre lo llevaba al teatro, donde él se paraba entre bastidores escuchándola a ella y a los demás actos de los espectáculos de music hall. En casa, en los tiempos más felices, lo entretenía a él ya su hermanastro cantando, bailando, recitando e imitando a otros artistas. Su primera aparición en el escenario a la edad de cinco años se precipitó cuando su voz se quebró frente a una multitud particularmente dura. Charlie, que al parecer ya era un intérprete natural, fue empujada en su lugar y cantó dos canciones, deteniéndose solo para recoger las monedas lanzadas por la audiencia sorprendida y divertida.
En 1898, a los 9 años, comenzó su propia carrera en el music hall con una compañía de bailarines de zuecos juveniles, los Eight Lancashire Lads. Permanecería en el teatro, alternando trabajo y periodos de paro, hasta que se incorporó a la compañía de Fred Karno. Como estrella en ascenso con Karno, viajó a Estados Unidos en 1910 para recorrer los circuitos de vodevil. Stan Laurel, un compañero intérprete de Karno, recordó que durante su gira por Estados Unidos en 1912, Charlie “llevaba su violín a donde podía. Tenía las cuerdas invertidas para poder tocar con la mano izquierda y practicar durante horas. Compró un violonchelo una vez y solía llevarlo consigo. En estos tiempos siempre vestía como un músico, un abrigo largo de color leonado con puños y cuello de terciopelo verde y un sombrero holgado. Y se había dejado crecer el pelo largo en la parte de atrás. Nunca supimos qué iba a hacer a continuación”. Chaplin escribió más tarde que “cada semana tomaba lecciones del director de teatro o de alguien que él me recomendaba. Tenía grandes ambiciones de ser concertista o, en su defecto, de usar [mi violín] en un acto de vodevil, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que nunca podría alcanzar la excelencia, así que lo dejé”.
A fines de 1913, Chaplin dejó Karno para permanecer en Estados Unidos y trabajar en películas. Mientras trabajaba en Mutual Film Company, tuvo la oportunidad de conocer a músicos como Paderewski y Leopold Godowsky, quienes visitaron a la ahora famosa estrella de cine. En 1916 creó su propia editorial musical. “Imprimimos dos mil copias de dos canciones y composiciones musicales mías muy malas, luego esperamos a los clientes. La empresa era colegiada y bastante loca. Creo que vendimos tres copias, dos a peatones que pasaban por nuestra oficina al bajar las escaleras”. De hecho, la Charles Chaplin Music Company cerró sus puertas después de publicar tres canciones de Chaplin: ¡Oh! Ese violonchelo, Siempre hay uno que no puedes olvidar y La patrulla de la paz.
El cine era obviamente la preocupación más importante de Chaplin, y en 1918 se mudó a sus propios estudios y pudo ejercer el control total de la producción.
En el período mudo, era habitual encargar a arreglistas profesionales que idearan acompañamientos musicales adecuados para películas importantes. Estos generalmente se compilaron a partir de música publicada y se interpretaron en vivo con cualquier combinación instrumental que cada cine individual pudiera permitirse. Chaplin siempre se interesó por la música de sus largometrajes. Aprobó y co-compiló partituras para A Woman of Paris (1923) con Fredrick Stahlberg y con Karli Elinor para The Gold Rush (1925). Sin embargo, no fue hasta que City Lights completó una partitura de larga duración, un debut escuchado por millones de personas en todo el mundo cuando se estrenó la película.
Según el director de orquesta y compositor (y experto en música de Chaplin) Timothy Brock, Chaplin era un afinador nato con verdadero talento para la composición. “Incluso si no sabía leer ni escribir música, las composiciones complejas y sofisticadas estaban completas en su cabeza. Su único problema era lograr que sus colaboradores entendieran y trasladaran al papel lo que él podía tararear o esbozar para ellos en el piano”. Chaplin recordó que, en su opinión, lo único feliz de la llegada del cine sonoro fue que “pude controlar la música, así que compuse la mía. Traté de componer música elegante y romántica para enmarcar mis comedias en contraste con el personaje del vagabundo, porque la música elegante le dio a mis comedias una dimensión emocional. Los arreglistas musicales rara vez entendieron esto. Querían que la música fuera divertida. Pero le explicaría que no quería competencia, quería que la música fuera un contrapunto de seriedad y encanto, para expresar sentimiento…”.
Como explica Brock: “Para sus partituras, Chaplin contó con la ayuda de lo que él denominó como un ‘asociado musical’. Esta era una persona que, en diversos grados de participación, ayudó con la notación y la orquestación de sus composiciones. Chaplin tocaba el violín y el piano de oído, pero, como muchos de los grandes compositores populares de cualquier época, no podía transcribir las notas en papel. Sin embargo, por limitada que sea su capacidad para anotar su obra, casi todas las partituras tienen la indeleble marca de Chaplin. No importa quién sea el asociado, la estructura musical y el enfoque siguen siendo claramente suyos. Además, las grabaciones de la banda sonora contienen elecciones estilísticas extremadamente específicas exclusivas de Chaplin. Por ejemplo, como él mismo era violinista, requería que el ejecutante de cuerdas imitara su estilo de tocar y sus rasgos inequívocos están siempre presentes en los solos de violín extendidos en cada una de sus partituras. La mayoría de los solos de violín extendidos (y todas las partituras de películas de Chaplin los tienen) están escritos de una manera bellamente extraña, pero específica. Su escritura de cuerdas en general contiene un conjunto único de principios que revelan que era un compositor inclinado al sonido, y no a la afabilidad técnica”.
Después de City Lights, Chaplin compuso las partituras de todas sus películas. Como comenta Brock, «Su escritura era tan específica del momento, tan estrechamente sincronizada, que uno casi puede seguir una película de Chaplin simplemente escuchando su partitura sin el beneficio de la imagen».
La fiebre del oro, estrenada originalmente en 1925 como película muda, fue relanzada en 1942 con una narración de Chaplin y una partitura musical que compuso. Le siguieron el Gran Dictador y Monsieur Verdoux. Más tarde, se complació en crear pastiches de canciones y actos de music hall eduardianos para Limelight (1952), y luego escribió parodias de canciones pop de los años 50 para A King in New York (1957). Su interés por el pastiche y la parodia no se limita a la música, ya que las letras también están llenas de humor y juegos de palabras.
La familia Chaplin dejó Hollywood en 1952. En su hogar en Suiza, Chaplin continuó desarrollando su amor y conocimiento por la música y entreteniendo a músicos, entre ellos Arthur Rubinstein, Isaac Stern, Rudolf Serkin y Clara Haskil. Su hija Josephine tiene recuerdos nostálgicos de cómo, regularmente después de la cena, él insistía en que se apagaran las luces y que la familia escuchara a la luz de las velas una grabación tras otra de música clásica.
Los archivos de la familia Chaplin contienen muchas cintas de audio de Chaplin trabajando en el piano, improvisando y tarareando mientras componía. Una vez dijo que incluso si no recordaba cómo sonaba una melodía, podía recordar el patrón que hacía en las notas en blanco y negro del teclado. Entre 1958 y principios de la década de 1970 compuso y grabó música para todas sus otras películas mudas de 1918-1928: Shoulder Arms, The Pilgrim y A Dog’s Life (reeditadas juntas como The Chaplin Revue), The Circus, The Kid, The Idle Class. , Pay Day, A Day’s Pleasure, Sunnyside y A Woman of Paris. Muchas de sus canciones fueron éxitos, en particular las de A Countess from Hong Kong cantada por Petula Clark a fines de la década de 1960. Smile from Modern Times ha sido grabado por cientos de artistas, desde Nat King Cole hasta Michael Jackson.
“Trabajar es vivir, y me encanta vivir”, dijo Chaplin, de 87 años, a los periodistas el 30 de junio de 1976. Murió un año y medio después, el día de Navidad de 1977. La música que compuso hasta casi el final de su vida es un testimonio de su amor por el trabajo y por la vida misma.

Rafael Dominguez
Cuando joven nunca pensé en alejarme de mi tierra, mi gente...mis costumbres. La historia que todos conocemos me llevo a hacerlo, y de difícil manera. Desde entonces, siempre estuvo Dios a mi lado, pero como a muchos nos sucede, no supe reconocerlo. Cometí errores, que después mucho me pesaron, pero la vida me enseñó que todo es posible cuando tenemos Fe. Aprendí a ser mejor hombre, cuando conocí el amor y la misericordia del Dios de la vida. Hoy vivo en esperanza, aprecio mucho más los regalos que la vida me ofrece. Hago valer más mis días porque ya van quedando menos. Disfruto la música y la lectura...Escribo lo que brota del corazón, pues es mi verdad. Gusto de un buen vino y mejor mesa...espero encontrar quien me acompañe por el resto del camino, donde seremos tres.
Malva Marina Reyes: La hija despreciada de Pablo Neruda
No todo lo que brilla es oro.
Ella es Malva Marina Reyes, la hija de Pablo Neruda. Nació con hidrocefalia y fue abandonada por ello. El hombre que escribió los más bellos y dulces versos, llamaba a su hija, «Punto y coma» (por la proporción entre su cabeza y su cuerpo), «Vampiresa de tres kilos» y «Ser ridículo». Malva murió en la indigencia con tan solo 8 años. Su padre no fue a su entierro.
Malva Marina Trinidad Reyes la hija abandonada por su padre, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Pablo Neruda)
1- El poeta más amado de la izquierda: Pablo Neruda, tuvo una hija: Malva Marina Trinidad Reyes, muerta en Holanda a los ocho años de edad, abandonada por su padre que la detestaba por su hidrocefalia, uno de los tantos ejemplos de la doble moral.
2- El 18 de agosto de 1934 Malva nace en Madrid, donde el Neruda (Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto) era Cónsul General. Pero para el poeta chileno, el nacimiento de una hija enferma y deforme (según su propia descripción) estaba fuera de todos sus cálculos.
3- En junio de 1934 publica “Residencia en la tierra” y conoce a la argentina Delia del Carril, afiliada al Partido Comunista Francés, la famosa Hormiguita. Delia le lleva 20 años y el romance será instantáneo. En agosto de 1934 Maryka, sufrida esposa de Neruda, da a luz a Malva.
4- Al mes de su nacimiento Neruda escribe a su amiga argentina Sara Tornú: “Mi hija, o lo que yo denomino así, es un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos”. El 8 de noviembre se separa de Maryka y ese día abandona a Malva.
5- Huye con La Hormiguita a París y comienza el secreto del abandono de Malva, durante años encubierto con la complicidad de la cofradía literaria latinoamericana y el Partido Comunista chileno, que también ocultaron abusos y malos tratos a decenas de mujeres. Todo sea por Pablo Neruda.
6- Maryka se acerca a una iglesia de La Haya, donde encuentra una guardería para Malva. Allí será cuidada por el matrimonio de Hendrik Julsing y Gerdina Sierks. Neruda nunca responderá a las súplicas de su abandonada esposa para que envíe 100 dólares al mes.
7- Maryka vive en pensiones y trabaja en lo que encuentra para mantener a Malva, suplica a Neruda que le mande dinero.
Siete meses después, en julio del 37, la esposa y la hija abandonadas, con la ayuda del padrino y amigo Tricht, emprenden camino a Den Haag (La Haya en neerlandés, la capital de Holanda). Pronto María Antonia se hará a la idea de que ya no podrá creer más a su marido. Las penurias se suceden. Maruca vive en pensiones de mala muerte, el dinero se le acaba y su hija, con el cerebro cada vez más lleno de líquido, reclama muchas más atenciones. A través de organizaciones religiosas, como Christian Science, Maruca consigue dar con una familia de holandeses que residían en Gouda. Hendrik Julsing y Gerdina Sierks aceptan cuidar de la pequeña mientras su madre busca trabajo en La Haya, a menos de una hora por carretera. La tratan como a una más de la familia hasta su muerte, con ocho años, el 2 de marzo de 1943. Incluso contratan una niñera, Nelly Leijis, para que se dedique en exclusiva a la niña.
Maruca, mientras tanto, no rehúye ningún tipo de trabajo. Se ofrece a limpiar suelos, cuidar de enfermos, lo que sea con tal de sacar adelante a su desvalida hija. Quién se lo iba a decir a la niña rica que fue, a la descendiente de Jeremias van Riemsdijk, el patriarca de una estirpe de prósperos comerciantes holandeses, que hizo carrera en la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Jeremias llevaba una vida tan opulenta que se paseaba por sus campos de arroz en Java en una carroza de cristal tirada por caballos árabes que había ordenado llevar desde Europa.
Para María Antonia o La javanesa, como a menudo se referían a ella los allegados a Neruda, ya sólo eran recuerdos de un pasado de cine. Nadie se acuerda de ella. Maruca, para el poeta, es un punto y aparte. Ya no le quedan padres y su hija camina hacia un final dramático. Por mediación de no sabe quién por fin encuentra trabajo, puede que no bien pagado, en la embajada de España en La Haya. Está a las órdenes de José María Semprún, padre del escritor Jorge Semprún, luego expulsado en 1964 del Partido Comunista de España (PCE), al que Pablo Neruda tanto admiraba. Lo que a esta mujer aún le queda por sufrir ni ella misma lo imagina.
Poco antes de que la II Guerra Mundial terminara, María Antonia fue detenida por los nazis -no por ser judía, sino por tener pasaporte chileno- e internada en el mismo campo de concentración en el que estaba Anna Frank. De Westerbork, ideado para acoger 107.000 prisioneros de los que se estima que fallecieron 60.000, salían en su mayoría de judíos y gitanos hacia los crematorios y cámaras de gas de Auschwitz y Treblinka, en Polonia. Maruca pasa allí un mes entre alambradas, soldados de la SS y perros entrenados para matar. Pero esta vez la suerte no le daría la espalda. Cuando el campo fue liberado (15 de abril de 1945) por las tropas canadienses sólo encontraron 876 prisioneros con vida. Y entre ellos, a la esposa abandonada de Neruda. Nueve días antes de que las puertas del infierno se abrieran definitivamente, moría allí Anna Frank, su vecina en el campo.
De María Antonia Hagenaar no queda nada. Ni una lápida que indique el final de su azaroso camino. Tres años después de su liberación, viaja a Chile para errar el doloroso capítulo nerudiano, pues antes se negó a aceptar el divorcio que el vate quiso dar por hecho tras abandonarla. En noviembre de 1948 firma el divorcio y un acuerdo financiero. Aún tardó en regresar a Holanda. Dicen que se volvió adicta al opio. Un cáncer se la llevó, en 1965, estando de vuelta en La Haya, no lejos de la tumba en la que reposan los restos de su querida Malva Marina, a la que su madre no dejó de visitar hasta el final de sus días.
Nunca olvidar que detrás de alguien, se puede esconder una historia oculta.
En memoria de la pequeña Malva Marina Reyes.

Rafael Dominguez
Cuando joven nunca pensé en alejarme de mi tierra, mi gente...mis costumbres. La historia que todos conocemos me llevo a hacerlo, y de difícil manera. Desde entonces, siempre estuvo Dios a mi lado, pero como a muchos nos sucede, no supe reconocerlo. Cometí errores, que después mucho me pesaron, pero la vida me enseñó que todo es posible cuando tenemos Fe. Aprendí a ser mejor hombre, cuando conocí el amor y la misericordia del Dios de la vida. Hoy vivo en esperanza, aprecio mucho más los regalos que la vida me ofrece. Hago valer más mis días porque ya van quedando menos. Disfruto la música y la lectura...Escribo lo que brota del corazón, pues es mi verdad. Gusto de un buen vino y mejor mesa...espero encontrar quien me acompañe por el resto del camino, donde seremos tres.